Por José Fuentes-Salinas/ https://tlacuilos.com
En tiempos de pandemia por el COVID-19 los gimnasios y los museos estaban cerrados para evitar los contagios. Unos cuantos salíamos a las calles de Long Beach a caminar pretendiendo encontrar sustitutos.
Los vecinos arreglaban sus jardines para mostrar algo bonito que ver ante la ausencia de galerías. También tiraban cosas a la calle esperando que alguien la recogiera o por lo menos las retrataran y las pusieran en un título inspirador.
LA BOLSA
Esto es una bolsa de valores, pero sin valores. Llévesela, es gratis y evíteme el sentimiento de culpa para seguir comprando. Usted sabe: el 70 % de la economía es el consumo.
LA SILLA
Esta no es una silla para que se siente a conversar en la calle. El hecho de que esté frente al tambo de la basura no significa que lo sea. Aunque una buena cantidad de nalgas se han sentado ahí, no luce tan mal como para que usted ponga la suyas.
Esto es un alhajero pero sin alhajas, es de buena madera y está al pie de este árbol para recordarle su noble origen. Si usted es ambientalista entenderá el mensaje.
LIBROS Y GANCHOS
Éstos son libros que no engancharon la atención a largo plazo de los lectores, y estos son los ganchos de la ropa que pasó de moda demasiado rápido. Si usted ve el letrero “Free lemons” eso no tiene nada que ver con esos autos fraudulentos que no cumplen lo que prometían… aunque los libros podría ser lo mismo.
La pequeña biblioteca
Ya sabemos que su perro no lee, pero para evitar que se impaciente cuando usted se detiene le dejamos encima de la caja un pomo con galletas para mascotas. Ahora que si este obsequio funciona como reforzamiento para que su perro desarrolló un reflejo condicionado como los perros de Pavlov… Qué maravilla!… Así por lo menos usted se detendrá observar los libros que de cualquier forma no leerá.