Los coleccionistas

Las primeras formas de conocimiento organizado en el individuo y la cultura se han basado en las colecciones. En lo individual, se llaman “hobbies”, en lo social se llaman “museos”

Colecciones de hojas, colecciones de insectos; colecciones de recuerdos escritos, dibujados, pintados, esculpidos…

El conocimiento más profundo que nos da el psicoanálisis no es otra cosa que una colección de recuerdos recuperados, como lo hace la arqueología, diría Freud.

Mi hermano Salvador ha sido mi modelo de coleccionista.

Música en discos LP, antigüedades, pinturas, objetos, ropa… Todo eso ha sido motivo de goce estético.

Por eso, sabiendo que ya se conectó a la comunicación cibernética, le hice unas dos o tres preguntas sobre su origen y su utilidad.

Y esto me respondió:

“Apreciable “Josefo”:  No me extraña del todo tu interés por temas que, sabes bien, me interesan y son afines para tí, sea porque somos hermanos, por genética o porque somos colegas de profesión.  Me refiero al cuestionario que me mandaste sobre el coleccionismo, mismo al que doy respuesta, según el orden de las preguntas que formulas:

1)  Todo el origen de mi inclinación al coleccionismo está ligado, primero, a mi capacidad de disfrutar por mí mismo las cosas que me han agradado desde niño:  Las canicas y las estampas de héroes fantásticos, en la pubertad,  después, cuando me fuí al Seminario, me atrajeron las imágenes de mundos desconocidos en Africa y Asia, que yo veía en libros de aquella biblioteca.  Al irme a México y vivir solo, me atrajo la idea de “decorar” los muros de mi cuarto con grandes fotografías (artistas, vedettes, estadistas, Etc.) surrealistas, muchas de ellas recortadas de revistas como Life, Sucesos, y otras, con las cuales formaba caprichosos fotomurales que me sirvieron para contrarrestar el aislamiento, la soledad y superar, al mismo tiempo, una  supuesta claustrofobia potencial.
2)  Sobre los beneficios que esto me ha deparado, esencialmente te diré que, además de la parte estética, ha  resultado estimlante para desarrollar mi fantasía y creatividad.  Recuerda que la gimnasia mental te protege, además, de enfermedades mentales.La inspiración te llega trabajando o escribiendo y, con ello,obligas también a que tu subconsciente trabaje al mismo tiempo.  A la postre, más que los satisfactores económicos o materiales, me he dado cuenta que mi mayor tesoro radica en un sano equilibrio entre las emociones, sentimientos, pensamientos y mis propios actos conductuales.
3) La referencia que haces sobre tus entrevistas con David Brubeck y la Mouskouri te da tu propia respuesta a la pregunta.  Lo ocurrido contigo, al haber conocido parte de mis colecciones de discos , en Morelia, me agrada sobremanera, pues obviamente en aquél entonces nunca llegué a imaginar que esto ocurriera, al margen de que, por nuestra diferencia de edades, desconocía que llegarías a compartir mis gustos por esos intérpretes y/o autores.  Con ello me convenzo de que hay géneros musicales que son universales y rompen las barreras generacionales, ya que gran parte de lo que a mí me gusta lo escuché primero en casa, a través de discos  comprados por nuestro padre (muchos de ellos como parte de su material didáctico para sus alumnos de la Secundaria nocturna).
Resulta curioso que ahora, con la tecnología existente, he podido obtener grabaciones antiguas de música mexicana, como el caso de las primeras grabaciones de Lucha Reyes, a través de la cual “descubro” el origen de los mariachis y de la canción bravía que, en mi infancia no hubiese valorado en su justa dimensión.  Lástima que Don Fausto sólo escuche cassettes de cinta, absteniéndose de escuchar CD´s que yo le he llevado, pero que le resulta complicado para utilizarlos en su aparato.
4) Los catálogos que se manejan en Internet realmente los desconozco. Excepcionalmente llego a buscar libros u objetos que pudieran interesarme, pero me resulta incierto, tedioso o se me complican las posibildades de encontrar lo que verdaderamente me interesa, seguramente porque no me he dedicado por entero a esa tarea cibernética.  La gran mayoría de mis adquisiciones ha sido por  mis constantes u ocasionales recorridos por bazares (en Morelia todo mundo me conoce y yo los conozco), inclusive recurriendo al intercambio o a la reventa de “chácharas” que han dejado de gustarme.
5) Difiero totalmente, hasta ahora, de recurrir a la computadora y/o audífonos para escuchar y disfrutar la música, ya que me he acostumbrado a sentirme  relajado solamente cuando subo al salón, selecciono temas o intérpretes según mi estado de ánimo o las circunstancias, acompañado de Belinda, familiares o amigos y de un buen trago.  O bien, cuando me recuesto en la recámara y sigo en la TV algún video especial, de lo cual también ha crecido mi coección,al igual que las películas que hicieron época en mi niñez o en años ya idos.  Escuchar música de prisa no va conmigo, especialmente si se trata de temas que siempre me han gustado.
6)  En caso de incendio en casa rescataría prioritariamente estas cinco cosas de mis colecciones: dinero (si lo tuviera), documentos personales, algunas prendas de vestir, ciertas fotografías y, sobre todo, la “colección” de recuerdos imborrables que he acumulado a lo largo de mis 67 años de vida.  Decía nuestro abuelo David Fuentes, en Coeneo, que de ésta vida te llevas solamente tres cosas: lo que te hayas comido, lo que te hayas paseado y lo que te hayas divertido.  Lo demás lo echas a la taza del baño y le jalas para que se vaya con el agua.
Todo lo que aquí te digo me parece  que es un “machetazo a caballo de espadas”, tratándose de periodistas, más que de hermanos.  De cualquier manera, acéptalo como gajes del oficio, en víspera de la Navidad y Año Nuevo que, espero los disfrutes con salud y con buena vibra entre tus seres queridos.  Recibe un abrazo afectuoso y extiéndelo a quienes te rodean.  SALVADOR”.