Los juguetes

Camiones de lámina, canicas de vidrio o de barro, trompos de madera, juegos de te, muñecas de cartón… El petróleo no solo contaminó el planeta con la producción de gases de sus derivados, la gasolina. También contaminó la imaginación de los niños.

Juguetes

Juguetes de plástico de un puesto de la Plaza de Salvatierra, Guanajuato, México. Foto: José Fuentes-Salinas

Una de las consecuencias de la “industria petroquímica” fue la producción de juguetes de plásticos. En los 60’s y 70’s, todos los juguetes que no eran de plástico, eran juguetes de “niños pobres”, y mientras mejor era el plástico, mejor eran los juguetes.

Pero esto no fue suficiente. Aparecieron también baterías y sus efectos “mágicos” en la ingenua mente infantil.

Entonces, los juguetes de plástico que no tenían baterías también se fueron quedando para los niños pobres.

Tener una muñeca que llorara o hablara, o un auto que rodara solo con apretar un botón, era mejor que una muñeca o un carro que necesitara del esfuerzo infantil.

De ahí se inició una carrera de la industria del juguete en la que los niños poco a poco fueron perdiendo la imaginación para jugar e inventar dramas, carreras, batallas y juegos que son solo eso, juegos.

Ahora, los programadores de juegos, juegan con el presupuesto de los padres, y si un juguete no sirve para vender otros productos, o para preparar a los niños a ser grandes consumidores, no sirve de nada.

Los juguetes que solo ponen en movimiento los dedos de los niños han producido una epidemia de obesos.

 

-José Fuentes-Salinas,   tallerjfs@gmail.com