PSICOLOGIA RECREATIVA: ¿Para qué sirven los “recuerditos”?

Por José Fuentes-Salinas

Leo en el Daily News sobre el nombramiento de un extenso parque en Porter Ranch, donde una tribu indígena local ha propuesto nombrar el sitio para honrar lo que sus líderes dicen que es su tierra ancestral.

En una carta enviada al Departamento de Parques y Recreación de Los Ángeles, un líder de la Banda de Indios de la Misión Fernandeño Tataviam escribió que el parque de 50 acres se encuentra en el territorio tradicional de la tribu, el antiguo pueblo de Sesevenga. La tribu está pidiendo a los funcionarios que nombren el sitio Sesevenga Community Park.

Me gustaría pensar que el nombramiento de un parque serviría para recordar a los habitantes originales. Y, sin duda, es justo lo que piden, pero no es suficiente. Hacen falta museos… y desafortunadamente para llenar esos museos se necesitan artefactos que acaso ya no existen.

ES AQUI, donde me pongo a pensar en el valor de los “recuerditos”, esos objetos que uno tiene en la casa y que tan solo al verlos desatan memorias de sus orígenes.

MIENTRAS escribo esto en mi estudio alcanzo a ver una salsera de porcelana que alguna vez usó mi madre cuando llegaban invitados especiales como Don Vicente Granados, ese chef inmigrante que se fue de Michoacán a Filadelfia y que nos visitaba cada año. Está también una camarilla de tomar cine de otro inmigrante, Don Antonio, quien tomaba películas familiares en los 60’s en Santa Clara, California.

Uno de los atractivos que tienen los mercados de pulgas, o Swap Meets, es que a veces uno se encuentra con objetos usados que le recuerdan ciertos momentos de su infancia, como esa bomba de spray de insecticida con la que se hacían exterminios de moscas en las cocinas de los lejanos pueblos michoacanos.

Los objetos usados que se ligan a una historia personal, familiar o social, son FACILITADORES DE RECUERDOS porque usualmente una imagen tiene una capacidad evocativa más inmediata que las palabras. No son autosuficientes, pero a cierta edad en que la memoria se hace menos eficiente podrían ser de gran ayuda.

En cada familia debería haber un encargado de juntar una buena cantidad de artículos importantes para la historia familiar, como una especie de “museo familiar”. Esto suele ocurrir con el hermano o miembro que tiene más posibilidades de mantener la colección. Aunque he sabido por lo que me cuentan en el Swap Meet, que suele ocurrir que “cuando muere el viejo”, los herederos venden la casa y se deshacen de los “tiliches”.

Estamos viviendo una época de gran consumo basado en la compra y desecho de objetos de corta duración. La movilidad de las familias (desplazamientos e inmigración) hace peligrar las colecciones, y con esto la organización de los auxiliares de la memoria.

¿Qué consecuencias podría tener esto en nuestra forma de pensar y de sentir?

En primer lugar, nuestra memoria no se hace tan precisa, y, con esto perdemos la PERSPECTIVA de lo que somos: ¿por qué somos así? ¿de dónde venimos y cuánto ha costado tener lo que tenemos?

Cada vez que veo la camarilla View Master que compré en Connery Road en Monterey, California, recuerdo cuando de niño pagaba 10 centavos por ver un disco con imágenes de diapositivas afuera de la iglesia. Eso me hace sentirme más agradecido con la tecnología que ahora uso, y sin duda, esa perspectiva me permite hacer un mejor uso de las cosas, al vez que sentirme más en control de lo que quiero ver.

Camarita View master proveniente del Cannery Road Antique Shop, de Monterey. California. Foto José Fuentes-Salinas.

Hoy, no tengo moscas en la casa ni mosquitos, pero la bomba de DDT oxidada que cuelga en la pared de mi estudio, me recuerda aquellos años en que la cocina de mi casa infantil tenía un cordón del foco completamente negro de moscas, y yo tenía que ponerme un pañuelo para rociar la cocina. Después de aquella masacre el suelo se cubría de negro con los insectos agonizantes.

Dos de los malestares mentales que afectan y matan más a la población son la DEPRESION Y TRASTORNOS DE ANSIEDAD. De una u otra forma, en esto hay un elemento de pérdida de control de nuestras vidas. La idea de que no tiene sentido lo que hacemos o vemos, y la noción de que un peligro incontrolable siempre está frente a nosotros tiene mucho que ver con la PERDIDA DE PERSPECTIVA de las cosas. Nunca antes en la historia de la humanidad habíamos tenido tanto, nunca antes podíamos predecir el rumbo de ciertas cosas. Pero aún así, el sentido de desavalidez y ansiedad suelen golpearnos con cierta frecuencia.

El nombramiento de lugares públicos (parques, bibliotecas, calles…) con personas o grupos que explican nuestra historia es importante en la medida en que ayudan a tener perspectiva del por qué estamos aquí. Sin duda, si usted recorre las calles de su infancia le llegarán infinidad de recuerdos. Pero ocurre lo mismo cuando usted ve aquellos juguetes o muebles que alguna vez poblaron la felicidad de su niñez.

Dice Sigmund Freud que ante las frustraciones actuales de la vida, nuestra mente hace un recorrido en reversa hacia las huellas de satisfacciones que quedaron en el camino.

Esto nos permite sobreponernos a ese momentáneo estado de insatisfacción.