EL ARTE POPULAR

Pedro Linares había muerto en 1992, pero su yerno seguía haciendo la tradición de los alebrijes, esos animales fanasmagóricos que podían ser mitad león y mitad águila, o un burro con alas de mariposa.
Marta Medina, dueña de la tienda Olverita’s, de Los Angeles, invitó al yerno para que hiciera esas figuras de papel y mostrara el proceso a los visitantes. Ella no quería hacer negocio, sino que la gente viera el trabajo que se invierte en ese arte popular. Ella también era algo así como un alebrije: mitad comerciante y mitad promotora cultural.
Varios años después la visité en su tienda de la Calle Olvera. Llevaba, como siempre, una blusa típica mexicana con tejido de punto de cruz.
Le pregunté sobre los cambios que había visto en el arte popular mexicano en más de 40 años.
Me dijo:
A las familias mexicanas les sigue haciendo falta tiempo para la recreación y el arte.
“China se ha apropiado de la patente de la Virgen de Guadalupe y el papel picado… y están buscando patentar la calavera”.
El arte popular no solamente es importante, sino que también es buen negocio.

JFS, 08.22.2015 -tallerjfs@gmail.com