Paco Padilla es un trovador de Guadalajara que llegó a Tijuana, se siguió a San Diego, y de ahí llegó a “echarse un palomazo” al Café Los Angeles Bohemios de la Avenida Sunset.
Con sus huaraches y su guitarra, trae historias de Tlaquepaque, un rumbo conocido por sus alfareros. El mismo Paco es un alfarero y cantante, de profesión ingeniero. Y entre hacer figuras de barro y rascarle las tripas a la guitarra, ha ido contando historias, y ha dado vida a personajes… con un solo soplo.
Le canta a “Las Jugosas”, mujeres pechugonas que ofrecían sus jugos de naranja. También canta al loco de la ciudad y a las “Chavelas”, las copas gruesas y espumosas de cerveza.
En el entusiasmo nocturno de Los Angeles Bohemios, esa pequeña sala de inmigrantes mexicanos se alegra cuando el trovador canta:
“Todos somos inmigrantes… en este mundo de arrieros/ solo Dios sabe el destino/ de este corazón viajero”…
En ese momento de inspiración y romanticismo, suena un teléfono celular que rompe con la concentración que había logrado el trovador de Guadalajara que esa misma noche regresaría a Tijuana.
-Febrero, 2002