Los “Spamers”

Son como tumores que contínuamente hacen metástasis.

Son la última cadena del DNA del mercado, las garrapatas tecnológicas, que lucran con una comunicación anémica.

Con la fantasía del Siglo XXI, de que todos los posedores de una plataforma digiital puede ser potencialmente comunicadores lucrativos, los spamers aparecen vendiendo viagra, cialis, mercancías de dudosa procedencia y servicios inbéciles.

Es cierto. Hay filtros.

Pero los parásitos digitales también saben de filtros y hacen mutaciones cromosómicas para filtrarse en las redes y destruír la comunicación.

Chamacos y chamacas, boys and girls:

Si una vez aprendieron el esquema de Shannon y Weaver, vuélvanle a dar una leída y discútanlo: en la comunicación hay un emisor, un receptor, un código, una retroalimentación… Ok, Ok… Pero lo que no aprendieron bien es que los “canales”, el sustrato material de la comunicación, se los han expropiado. Ahora, los canales están al servicio del marketing, y no hay forma de purificarlos. En algún momento, en alguna esquina, en algún márgen aparecerá el anuncio de “venda”, “compre”, “haga”, “vote”…

¿Qué tal suena “el negocio de la comunicación”?

Esto no quiere decir que no haya cafés, parques, reuniones familiares, visitas a los enfermos, alivio de los afligidos (ya me salió un rosario), donde se comunican las personas cara a cara sin intermediarios. Pero como eso no es negocio, no se promueve.

Lo acepto.

No podemos dar marcha atrás al “reloj de la historia”. Nos hemos hecho demasiado exigentes para controlar nuestro tiempo personal. Paradójicamente hemos caído en los brazos de Sylicon Valley… Y de los “spamers”.

Ja jaaa… Me da risa saber que esto lo estoy diciendo en una MacBook y en la plataforma hecha posible por un nerd informático. Esa es otra paradoja.

Pero déjenme decirles que mi primera intención para acercarme a estos canales de comunicación era conocer desde adentro el nuevo fenómeno de la comunicación.

Dentro de todo esto, hay muchas maravillas que he podido disfrutar, como escuchar las voces de poetas y trovadores muertos, y tener a mi lado una sinfonola especializada.

Pero los “spamers” !ah los “spamers”!, esas ladillas de la comunicación, aún no sé como controlarlas, como impedir que me roben mi tiempo.

Ojalá hubiera una brigada anti-spamers.

 

 

-tallerjfs@gmail.com