CRONICAS de Zacapu, Michoacán: “La Primera Entrevista”

 Por José FUENTES-SALINAS/tlacuilos.com
 
1961.- CUENTAN los que saben… que por allá en Zacapu, el significado de Martha es “organización”.
Esto se debe a la fama que le ha dado una supersecretaria que lo mismo organizó los documentos del primer supermercado que hubo, o los documentos de la presidencia municipal, o las de escuelas secundarias…
Todos la conocen, y hasta los perros callejeros le ceden el paso.
¿Pero cómo empezó todo esto?
En un tiempo en que hay miles de libros sobre la Primera Entrevistas, Martita cuenta que su primera entrevista fue lo que ahora le llaman “por inmersión” o que en inglés le llaman “crash training”.
Siendo una adolescente, a los 17 años, graduada de la Academia Vilaseca Esparza, Martita trabajaba con el contador Chavoya, que no le pagaba ni con chocolates Larín.
Un día, su padre, un músico y sastre cortador, le dijo que su amigo Adalberto (que era hermano de su compadre Salvador, y, además, de su mismo partido político) necesitaba una secretaria.
A Martita, no le agradaba la idea. Don Adalberto era uno de esos empresarios de puro y sombrero que no le inspiraban confianza.
Pero la niña respetaba mucho a su padre que trabajaba tan duro en la sastrería.
Un día, Don Fausto, le dijo en la sastrería que estaba enfrente del Cine Bertha:
—Ven, acompáñame, vamos a dar una vuelta.
Cruzaron la plaza. Luego diero la vuelta en Alvaro Obregón, y al pasar por el Super Sanhua, “de pura casualidad” ahí estaba Don Adalberto fumándose un puro.
—¿Qué tal maestro? ¿cómo está? —dijo Don Adalberto, que a pesar de haber sido carbonero, ahora tenía los modales de un empresario.
Don Fausto, presentó a su hija, y Don Adalberto asumió que estaba interesada en el trabajo.
Super Sanhua era el único centro comercial donde lo mismo se vendían llantas que cartones de cerveza o los primeros jamones para sandwiches que se conocieron en Zacapu.
—Pasa a mi oficina— le dijo a la niña, y ahí le empezó a hacer preguntas.
—¿Sabes hacer un pagaré?
—¿Sabes hacer una póliza?
—¿Sabes hacer cheques?
—¿Sabes tomar un dictado?
En un tiempo en que no había grabadoras, computadoras ni internet… la buena memoria de una secretaria, y su rapidez para hacer los códigos de la taquigrafía eran tan apreciados como su sentido de organización.
Don Adalberto se impresionó de sus habilidades.
—Mañana preséntate a trabajar.
—No puedo —respondió Martita.
—¿Por qué?
—Porque todavía estoy trabajando con el contador Chavoya.
Su responsabilidad le impresionó aún más a Don Adalberto.
—Pero él no te paga, y aquí te voy a pagar 300 pesos mensuales.
En su primera negociación contractual, la niña de 17 años llegó a un acuerdo.
¡Ah!… pero faltaba resolver el problema del transporte. Martita vivía en la salida del pueblo, en medio de milpas de maíz y una huerta de duraznos.
Luego de ser transportada por varios días en la parrilla de la bicicleta Hércules de su padre (hasta que sufrió un accidente), la niña había ahorrado lo suficiente para comprarse una bicicleta Windsor.
Sus padres fueron a comprársela a Morelia.
Y, sin saberlo, Martita se convirtió en la primera mujer feminista de Zacapu.
Sin vivir en Amsterdam, donde casi todo mundo se transporta en bicicleta a su trabajo, la flamante secretaria pedaleó su bicicleta por cinco años, sin importarle que algunos cavernícolas del pueblo acaso la consideraran una “machetona”.