Los estudiantes indocumentados “Dreamers”

Les llaman los “Nueve soñadores”. Crecieron en el país donde no nacieron. No conocen otra patria que aquella donde sus padres han trabajado y ellos estudiado.

Hablando el mismo idioma de sus amigos y compañeros de escuela, un día se dieron cuenta que no tenían documentos migratorios, y que los diplomas que iban consiguiendo servían menos que un pasaporte de ciudadano americano.

En eso de soñar y estudiar, y de ver cómo los legisladores no legislaban sus sueños ni sus estudios, nueve de ellos regresaron a la tierra donde nacieron. Solo por unas cuantas horas.

Cuando regresaron a la única patria que han conocido vestidos con sus togas y birretes de “graduados” fueron premiados con un arresto que los mantuvo dos semanas en la cárcel del “Eloy Detention Center” de Arizona.

Mientras los legisladores de la Cámara Baja regresan de sus vacaciones de Verano y se ponen de acuerdo sobre si valdría la pena documentarlos, un juez estaba convencido de que podrían calificar para “asilados politicos”.

 

-José Fuentes-Salinas, 8, ago, 2013

Los huevos y el humor

Los huevos y el humor han sido recursos de sobrevivencia.

En los años de estudiantes universitarios, los mexicanos solíamos comer huevos por la mañana, huevos al mediodía y huevos “a huevo” por la noche.

Esta era la proteína más barata y preservable cuando no había refrigerador ni dinero para salir a almorzar.

Como una forma de salir de la pobreza, las familias tenían que mandar a sus hijos a estudiar “a huevo”. Y aunque muchos creen que las cosas “a huevo” no funcionan, muchos ingenieros  se graduaron aprendiéndose “a huevo” las ecuaciones diferenciales y las leyes de la termodinámica.

También los inmigrantes que nos vinimos a trabajar a los Estados Unidos, no nos hicimos demasiadas preguntas sobre nuestras posibilidades de sobrevivir. Nos vinimos porque “a huevo” que saldríamos bien librados.

Tener huevos es tener entusiasmo, tener voluntad. Pero esto no ha sido suficiente para la sobrevivencia del mexicano. También ha sido importante el sentido del humor.

Es por eso que Rodolfo Rivapalacio y su hermano Gabriel han hecho reír a millones de hispanohablentes. Sus caricaturas animadas en la Internet han sido vistas por más de 250 millones de cibernautas, y su película de los huevos humorísticos fue la segunda más taquillera del cine mexicano en su estreno. Con la ayuda de su amigo Carlos Zepeda, que es ingeniero de sistemas, y su padre Rodolfo, los hermanos Rivapalacio diseñaron “Los huevos cartones” en el 2000 en un departamento de la Colonia del Valle en la Ciudad de México. Para el 2002 la subieron a la Internet y con el auge del YouTube los valientes y chistosos huevos se pasaron de computadora en computadora -lo que antes se diría “de voz en voz”.

Con su voz y su acento muy de la Ciudad de México, los huevos se ríen de los conductores de la televisión que tratan como imbéciles a la gente humilde que asiste a los “Reality Shows”.

En la Navidad, los huevos se ríen de las tradiciones norteamericanas implantadas en México, y así resulta que Santa Clause es un tipo irreverente y cachondo.

-El es la voz de mi papá -me dice Rodolfo.

De haber empezado con dos computadoras, los Rivapalacio y su amigo el ingeniero Carlos Zepeda produjeron en el 2006 la película más taquillera del cine mexicano, después de “El Crímen del Padre Amaro”.

José Fuentes-Salinas, tallerjfs@gmail.com

 

-8 , Junio, 2012.

 

LOS ESTUDIANTES

SON DOS niños que aún no se inhiben de hablar español. Dicen que van bien en matemáticas y en inglés, pero no tan bien en ciencias. El cronista les pregunta de ecuaciones que saben resolver. Luego les muestra un periódico en el que pueden leer sin tropiezos el pie de foto del enterramiento de 1,689 cadáveres no reclamados en Los Angeles hechos cenizas.

-¿Es usted maestro? –pregunta.

Luego salen del bus, deseando que el cronista tenga un “buen día”, porque, además de matemáticas e inglés, han tenido clases de Cortesía… en sus casas.

 

José Fuentes-Salinas, Carson, California

tallerjfs@gmail.com