El agradecimiento

Su amigo profesor, Henrique González Casanova, había muerto el día anterior.

Como otro corazón y otro cerebro que funcionan al mismo ritmo, el filósofo y escritor de La Jornada Horacio Labastida hizo una nota exaltando la obra de su amigo.

Habló de la inmortalidad de su pensamiento para hacer un México más justo.

Cuando la nota salió publicada, su autor, Horacio ya había muerto.

Los amigos filósofos se fueron juntos en el mismo avión.

El que se fué al último cerró la puerta, dicen, de una generación de pensadores.

-Datos de La Jornada, 23, dec., 2004

La Trascendencia

LOS MONARCAS aztecas o egipcios se hacían enterrar con sirvientes para que no los dejaran morir de hambre en la otra vida y porque no tener servidumbre, incluso en la otra vida, era lo mismo que ser un don nadie.

Pero el emperador chino Qin Shi Huang exageró.

Se hizo enterrar con más de 8,000 guerreros, músicos, acróbatas y animales para que los entretuvieran y protegieran en la otra vida. Hechos de tierra, de polvo humedecido, las figuras que 700,000 trabajadores hicieron en 38 años (acaso el promedio de vida en esa época) representaban caprichosamente la sentencia: “polvo eres y en polvo te convertirás”.

Probablemente el miedo a la intrascendencia del emperador se derivó en varios intentos de asesinato.

Cuentan que prohibió la filosofía de Confucio y enterró vivos a unos cuantos filósofos.

Pero, al final, 2,000 años después, casi nadie recuerda al emperador, y su ejército de barro es solo un atractivo turístico en el Museo Bowers de Santa Ana, California.

Las ideas de Confucio y los filósofos siguen vivas.

-José Fuentes-Salinas,   may.,17, 2008.