CADA FAMILIA heredaba un oficio a los chamacos. Imposible no hacerlo. De ahí vienen los primeros apellidos: Sastre, Zapatero, Miller, Carpintero… El oficio casero era la primera linea de ataque para ganarse la vida. El mío fue relacionado con la ropa, con la costura, con la sastrería. “A ver Jonás, dale a este chamaco un pedacito de tela para que se enseñe a sobrehilar”. De los retazos de tela que siempre iban quedando en una caja de cartón debajo de la mesa salía el material elemental para empezar a usar las agujas XXX. Y así, mientras en el Cine Bertha de enfrente se escuchaban Los Churumbeles de España con su “Gitano Señorón”, ahí en la sastrería, empezaba a sobrehilar un pedazo de casimir inglés. Y ya, después de un rato de iniciar un brevísimo párrafo de la sastrería, nos íbamos a la casa.
Tenía unos 8 años. Nunca llegué a sastre pantalonero, ni mucho menos a sastre cortador de trajes. Pero si aprendí a sobrehilar y a hacer ojales que quedaban como culo de gallina, pero servían para que la abertura para los botones no se deshilara. Hoy, en eso pensaba mientras cosía a mano un pantalón Levi’s que me gusta mucho y que me resisto a jubilar. Entre otras cosas, porque he aprendido de las consecuencias ecológicas de la moda. Se necesitan cientos de galones de agua para producir algodón, además de la contaminación de los pesticidas. Para producir el algodón necesario para una playera se necesitan 2,700 litros de agua (worldlife.com).
Nuestros padres y madres, sin saberlo eran grandes ecologistas: nos enseñaban a reparar las cosas para que sirvieran por más tiempo, y antes de tirarlas las revisaban para ver si se podrían usar para otra cosa. Mi madre usaba las latas para hacer macetas para sus plantas y mi padre hacía que la ropa sirviera para todos, desde el hermano mayor al hermano menor, y cuando de plano era solo una hilacha se usaba de trapeador. Una vez que sabía que necesitaba un pantalón, me dió uno de sus pantalones para que lo descosiera, para volverlo a cortar para hacerme uno. No me podía quejar: era un casimir inglés!…
En otra ocasión, mi hermana me hizo una camisa de recortes de casimir muy elegante de manga corta. El único problema era que con la lana sentía que traía una lija en el cuello.
Hoy sé que los elegantes quilts vienen de esa idea de usar los recortes que sobraban de otras costuras.
Y, hace un momento, cuando me puse a coser un pantalón Levi’s que me gusta mucho, las imágenes de mi padre, de mi hermana, de mi familia, me acompañaban para hacer una buena tarea de echar puntadas y hacer nudos.
—José FUENTES-SALINAS, Long Beach, Ca., tallerjfs@gmail.com