Cambria

No hay “M”, o “KFC”, gigantescas, o dominós o campanas. En Cambria no se aceptan los comederos públicos de las cadenas de comida rápida.
Y aunque eso no siempre significa, Mejor calidad, lo cierto es que en ese pueblo costero, que está a mitad de camino entre San Francisco y Los Ángeles, también se está a la mitad entre las aberraciones de la cultura y la belleza extrema de la naturaleza.
En San Simeón, seis millas al norte, Está lo que fue la mansión-castillo de William Randolph Hearst que aún conservas rocas esculpidas por los egipcios hace 3,000 años, mientras que a 15 millas al sur está una enorme roca esculpida por el mar que es el principal atractivo del Morro Bay.
La plata de minas cercanas, la tala de Pinos, la cacería de ballenas y hasta la construcción de La Casa Encantada, con osos polares y cebras, con fragmentos de conventos y castillos europeos, de el millonario, sacudieron la economía de Cambria.
Hoy, basta con que tenga buena vista al mar, y que esté cerca de Paso Robles, donde hay buenos vinos para apreciar más reposadamente el espectáculo que nadie desearía comprar.

Fotos y texto: José Fuentes-Salinas, Jun., 10, 2017

Un guía de turistas explica el arte de los Siglos XVI que adorna lo que fue La Casa Encantada de William Randolph Hearst, en San Simeón, California.

Las rocas, la galería del mar en Moonstone Beach.

Sin negocios de franquicias, ni letreros espectaculares, Cambria es un pueblo que destaca solamente el atractivo natural del mar.