Los espiritistas

EL PASTOR Miyel asegura que tiene el monopolio de los espíritus buenos y que en las limpias que hace en lo que fue un cine en el centro de Los Angeles, les quita los maleficios a las víctimas de los espíritus malos.

Con su ayudante, tiene un programa pagado en la televisión angelina, donde recibe llamadas y testimonios de personas que dan su “testimonio” de los maleficios.

Una muchacha dice que desde que se encontraron unas monedas viejas en una maceta, su padre perdió su negocio de camiones, su madre se volvió violenta con sus hijos, perdieron trabajo y casa, y la familia terminó viviendo en un garaje. La muchacha dice que en sus sueños siempre hay alguien que la persigue y despierta asustada.

Una atribulada madre, dice que desde que su hijo se fue a vivir con una mujer hondureña, ya no le habla, y siente que lo perdió.

Un hombre casado que tuvo una amante por 8 años, y finalmente decidió dejarla, siente que le hicieron un hechizo y que ahora la ve hasta en la sopa, sin poderla olvidar.

El pastor Miyel les dice a todos  que los espíritus malignos no pueden contra los espíritus benignos que él les vende en sesiones de purificación, y hasta les da los horarios y les pide que lleven una prenda blanca cuando vayan a ver al “Señor de la Luz”.

Pero antes, le pide a su ayudante que les explique cómo actúan los espíritus de la competencia maligna.

Al muchacho que rompió el Complejo de Edipo para irse a vivir con su mujer, explica, le pusieron un vaso con agua de lluvia en el refrigerador, donde la foto de él quedó abajo, y la foto de ella, arriba. Esto significa que ella lo íba a dominar, contra los deseos de su madre. El agua de lluvia significaba que esto haría llorar a su madre.

Al hombre que dejó a su amante, le dice que le pusieron una vela de sales con una foto de él en medio, para que todo lo que hiciera después se le salara, y su vida se acabara lentamente como una vela.

En cuanto a la muchacha que se encontró esas moneditas de cobre, que se suelen poner para fertilizar las plantas, o que se olvidan, la dice la secretaria del pastor que ese fué el vehículo del maleficio.

Aunque muchos de estas angustias se resolvería con los consejos del peor de los psicólogos, o leyendo una introducción a la Psicología, los telespiritistas los ayudan por una módica contribución monetaria para el pago de comerciales y renta de los locales donde el “Señor de la Luz” los libera de todos los males de la existencia.