La Basurometría como nueva disciplina de las Ciencias Sociales

LA BASUROMETRIA es la disciplina de las Ciencias Sociales emergentes que se encarga del estudio de la relación entre lo que desperdicia una sociedad y la economía. Esta idea no me fue sugerida por Paul Krugman, Premio Nobel de Economía, sino por un trabajador de la basura del Condado de Los Angeles. En plena recesión económica, me dijo: “a la puchica!… habías de ver vos el tipo de basura que ahorita están tirando, esa si que hiede”. Mi amigo me dice que en tiempos buenos, la gente se deshace de una pantalla de televisión relativamente nueva, o unas lámparas estilo Tiffanny, o mesas de centro estilo Provenzal con solo unas cuantos raspones… Hoy comprobé que la economía está en buen estado, ahora que se anunció que se ganaron más de 234,000 empleos en Febrero. Pues resulta que llevé a la Goodwill de la Avenida Wardlow unos cuantos tiliches que ya estorbaban en el garaje: una silla mecedora de ratán, un reloj de pared que no calificaba para antigüedad, pero tampoco funcionaba del todo bien, una silla… Esperaba que el encargado de la bodega que está detrás de la tienda me dijera: “oiga señor, muchas gracias, déjeme darle su recibo”. Pero, en su lugar, me dijo displicentemente: “ahí déjelos”. Y lo que ocurre es que hoy Domingo tenía mejores tiliches que le acababan de traer. A la entrada de la bodega, estaban varias mesas de centro estilo provenzal, un comedor de madera muy elegante, una vitrina… Ya me daban ganas de solamente hacer un intercambio. “No cabe duda que la economía está mejorando”, pensé. Cuando regresé al garaje, vi a mi alrededor las cosas que estaban esperando ser vendidas en una venta de garaje, o en Craig List, como objetos que no tenía sentido conservar. Me quedé pensando más bien en la idea de poco a poco regalárselas a mis compas del Mercado de Pulgas, el Swap Meet de la Villa Alpina de Carson. Si, quizá al Bigotes o al Cowboy de Zacatecas le sirvan más. Hace poco, le llevé a una pareja de Cocula, Jalisco una bolsa de ropa, con unas playeras deportivas, y la señora (cómo es noble mi gente) no me dejó ir sin que le aceptara un billete de cinco dólares.

Ando algo cansado de la espalda, y más vale que me ponga a escribir dos o tres pendejadas. Pero me siento satisfecho de haberme enfrentado en un segundo round a ese monstruo del garaje, donde todo el lío empezó porque “hay gato encerrado” y el Departamento de Control de Animales de Long Beach nos dijo que le pusiéramos una jaula al susodicho, porque esta es la temporada en que los gatos andan “como burros en Primavera”, y no nos vayan a querer hacer un regalito que no deseamos.

Bodega receptora de artículos para donar en las tiendas Goodwill, de Long Beach, California. Foto: JFS

-Long Beach, California, 12 de Marzo, 2017. José Fuentes-Salinas, tallerjfs@gmail.com