UNA VEZ QUE LA CASA estaba perfectamente organizada, el robot pasó por cada habitación, cocina, comedor, sala y baños, a tomar fotografías en 360°, con un carrusel de cámaras que hacían un círculo.
Las imágenes de cómo debía lucir la casa se guardaron en su cerebro.
Luego vino la parte más importante.
Después de unos días de desarreglos, de calcetines regados en el suelo, de papeles de propaganda, bolsas de desecho y ropa tirada en cualquier lugar, el robot se puso funcionar.
Como un magnífico sirviente, con su visión de 360° empezó en la cocina recoger cáscaras de plátano, cajas vacías de cereal, servilletas de papel usadas… Y todas las iba depositando en sus respectivos lugares.
Llegó el comedor. Recogió la botella de vino de la cena del día anterior, los papeles de la propaganda política de los concejales de la ciudad, las ofertas de los supermercados y de servicios de cambios de aceite y llantas.
En la sala, el robot a acomodó las almohadas de los sillones y los arregló como en las imágenes archivadas en su cerebro. Los ositos de peluche de los 49ers de San Francisco los puso en medio.
Como un devorador del desorden, como una aspiradora de desarreglos, el robot furiosamente iba poniendo cada cosa en su lugar.
Y no solo eso. Mientras lo hacía tenía programada la “Marcha de los soldados” de la ópera Fausto, de Charles Gounod, aunque, si se prefería, se podía programar la “Cumbia Sampoesana” con Aniceto Molina.
INSTRUCCIONES PARA VIVIR
LUEGO DE HABER terminado su trabajo, el robot dejó a su cliente un instructivo para mejorar su calidad de vida, basado en recomendaciones del Instituto de la Longevidad de la Universidad de California en Los Angeles (UCLA):
- Su cerebro es tan importante como el corazón, protéjalos. Son como un buen matrimonio, lo que le hace bien a uno le hace bien al otro.
- Nunca es tarde para aprender a vivir mejor. Eso ya lo sabía su abuelo, pero nunca le hizo caso.
- Organice su cuarto, su casa, su trabajo, su vida… El desmadre produce demasiada ansiedad y cortisol, la hormona del estrés, que le puede arruinar la memoria y la salud. Clasifique los objetos, acuérdese del álgebra; organícelos todos los días como lo hacía el abuelo.
- No pretenda abarcar toda la información del ciberespacio. El que mucho abarca poco aprieta. La publicidad e información del periódico dominical es lo que le tomó a su abuelo una vida en digerir. Cuando entre al ciberespacio vaya con una pregunta bien hecha para que no vaya perderse en el supermercado de respuestas.
- Simplifique su vida, use las cosas para lo que fueron hechas: sus pies para caminar, su cerebro para pensar imaginar… la noche para dormir.
- Nunca agote sus recursos, ni su energía, ni su dinero, la fantasía de control que le da la ciencia y la tecnología suelen ser insuficientes.